miércoles, 15 de octubre de 2014

Warhammer: Pasando revista

 

"PPPPRRREEEEE….
T’akchla, sintió el pulso telepático de su señor, el Gran Slann Tolklan, mientras recorría apresurado los dorados pasillos del Templo-Fortaleza de su ciudad. El día (y la noche) anterior ya habían sido bastante agitados hasta el momento, pues un gran temblor de tierra había creado múltiples fisuras en distintas partes del complejo. Afortunadamente, los Kroxigores, siguiendo su instinto natural innato, pronto habían tomado posiciones sujetando y evitando el desplome de las secciones más dañadas, mientras habilidosos eslizones se introducían por los huecos, analizaban y reparaban los desperfectos. Pero lo que realmente preocupaba a T'akchla eran las causas del seismo...

…EEEEEPPPPPAAAA….
 El chamán eslizón continuó su trabajo de supervisión mientras el eco de los pensamientos de Tolklan continuaban resonando en su mente. Una vez confirmado que toda la estructura estaría reparada en un tiempo razonable y adecuado al Plan, T’akchla ascendió hasta la terraza superior de Templo, continuando con sus quehaceres habituales. A esas horas de la mañana, los Terradones y Rajadáctilos comenzaban a despertarse y a desplegar sus alas para calentarse bajo los primeros rayos del sol. Los eslizones que pululaban por allí al cuidado de los temibles saurios voladores sacudían sus encarnadas crestas, agitados por la presencia del importante chamán. T’akchla, emitió un par de chasquidos con su lengua que devolvió la calma a sus congéneres y pareció despertar aún más a sus alados parientes, que comenzaron a estirar sus abotargados miembros.

…AAAAAAARAAAAAADDDDD…
El mensaje del gran Slann continuaba filtrándose en el cerebro del chamán eslizón, en un tono que solo alguien eterno podría considerar premura. Por ello, T’akchla continuó sus tareas de supervisión desplazándose nuevamente hasta la base de Templo. A paso rápido, dejó atrás las limpias y ordenadas calles, donde algunos pocos eslizones orfebres se desplazanban de un lado a otro llevando el resultado de sus trabajo, o en busca de materiales para comenzar o concluir algún otro.
 T’akchala siguió caminando hasta los límites de la Ciudad-Templo, alcanzando sus murallas. Adjuntas a éstas, como un patio exterior, pequeño solo en comparación con la titánica Ciudad, se proyectaba una sección amurallada que encerraba parte de la jungla circundante. Desde lo alto de la muralla, se podía distinguir como los gigantescos árboles se balanceaban de forma extraña, sin seguir ningún flujo de viento. El Chamán eslizón subió hasta lo alto de una torre adosada a la muralla, en cuya cima, un enorme cuerno dorado se desplegaba por la pared de la muralla. Después de ajustar algunos sellos y clavijas, hinchó sus pulmones y sopló una única nota grave y corta.  

….LLLLAAAAASSSS……..
Todos los árboles se inclinaron y desplazaron como si una imparable ráfaga de aire se dirigiera hacia T’akchla. Finalmente, surgiendo de los bordes de la amurallada jungla, dos titanes acorazados, cubiertos de placas, cuernos, espolones óseos y dientes, se asomaron montados por un pequeño batallón de eslizones. Los Bastodones rugieron alzando sus astadas cabezas, mientras sus tripulantes se afanaban en limpiar los artilugios ancestrales que coronaban los caparazones de las bestias. En uno de ellos, una dorada gema resplandecía como un pequeño sol encerrado en un cristal; en otro, una madeja enredada de serpientes y víboras se retorcían, entraban y salían de un cofre de piedra.       

…DDDDEEEFFFF….
T’akchla chasqueó la lengua saboreando los aromas de la jungla. Su Troglodón se podía notar en el filo de la percepción, pero el chamán sabía que la bestia no saldría a campo abierto para que lo viera. Lanzó sus pensamientos hacia el gran saurio y le tranquilizó, prometiéndole grandes presas en breve. T’akchla conoció a su montura apenas desovado. De hecho el Troglodón  se había comido a casi la totalidad de su desove, ya que, por aquel entonces, el pozo de cría de donde surgió el chamán se encontraba en una zona no amurallada de la Ciudad-Templo, olvidado por los pocos supervivientes de la última invasión de demonios caóticos. El pequeño eslizón surgió de su huevo en el interior de la boca el Troglodón. Por alguna razón que solo los Ancestrales saben, el huevo se había quedado intacto bajo la lengua de la bestia, y no había sido tragado. El que sería T’akchla aprovechó que la bestia dormía para salir de la boca y encaramarse al lomo del Troglodón. En seguida sintió los pensamiento del depredador e, instintivamente, le devolvió los suyos, forjando un lazo que los había unido hasta entonces. T’akchla se despidió de su montura con un pensamiento en que solo un saurio percibiría un tono de afecto, aunque para un observador de cualquier otra raza sería un gesto frío y mecánico. Con rápido caminar, el chamán descendió de las murallas y volvió al Templo-Fortaleza.

…FFFFEEEENNNNN…..
Las placas de oro macizo incrustadas de rubíes, zafiros, diamantes y otras piedras preciosas centelleaban bajo la luz de las antorchas mientras T’akchla se desplazaba por el intrincado laberinto de la Templo-Fortaleza. Innumerables veces, los saurios habían protegido sus tesoros de la avaricia de los sangre cálida, estúpidos e infantiles seres que apreciaban más el material dorado de sus estelas  que la sabiduría encerrada en los glifos tallados en ellas. Para el chamán eso no eran más que pequeñas molestias. No obstante, entre los sangre cálida había algunos que si apreciaban el poder de las inscripciones saurias, y creyéndose poseedores de alguna sabiduría intentaban robarlas para sus fines, como niños que desprecian al maestro tras aprender solo las primeras lecciones e intentan robar los libros del profesor…Magos, hechiceros, chamanes… niños caprichosos, que serían corregidos y enderezados por el Tiempo. El enemigo real siempre había sido el mismo. Tan viejos como ellos y más poderosos. Sin ningún plan al que someterse, sin ninguna ley bajo la que regirse. Ni siquiera las propias leyes del Universo físico…

NNNNSSSSAAAASSSS…!!!!"
T’akchla erizó su cresta en el equivalente saurio de una sonrisa al percibir el mensaje en su totalidad. Su señor Tolklan estaría complacido, pues las defensas siempre estaban preparadas en la Ciudad-Templo sauria. De hecho, ya era conocedor del acercamiento de una pequeña horda de demonios, que ahora, estaba seguro, no era más que la avanzadilla del ejército que el gran Tolklan, en su sabiduría, había detectado. T’akchla, chasqueo unas cuantas órdenes a un viejo Escamadura y pronto las tropas de la Ciudad ya estaban formadas en los patios y los Guardianes del Templo, como estatuas revividas, se dirigían como un solo cuerpo hacia la Sala de las Visiones, donde Tolklan los esperaba en su palanquín. La guerra eterna iniciaba un nuevo capítulo… 

Warhammer: Camino a Izen-Tinak

(Post Original 02/09/2010)

12 de Octubre del año imperial de 1554

"Hemos llegado a la Bahía del Lagarto esta mañana. Acamparemos aquí esta noche mientras los hombres del Capitan Gonsales bajan los pertrechos de la expedición. Según el mapa que encontramos en aquel anticuario, desde aquí no quedarían más de cinco días de camino hasta llegar a la legendaria Izen-Tinak. Si lo que comentan las notas escritas en el anverso del mapa son ciertas, tanto él como sus veinte soldados, así como este humilde explorador podremos retirarnos en el lujo y la opulencia para siempre con apenas una pequeña fracción de los tesoros que esconde..."

13 de Octubre del año imperial de 1554

"Nos hemos adentrado en la selva. Lo que en principio parecía una senda clara, pronto se ha convertido en una espesa maraña de plantas, lianas y extraños árboles que apenas si permiten ver diez pasos adelante. Afortunadamente, aún se puede ver el cielo, con lo que nos orientamos con facilidad. Al caer la tarde, uno de los soldados aseguró haber visto un pajaro sin alas montado por un pequeño lagarto. Aún le seguimos haciendo bromas al pobre e imaginativo cegato..."

14 de Octubre del año imperial de 1554

"Cada vez se hace más dificultosa la marcha por la vegetación. Le debemos todos una disculpa al soldado Nunes, pues, yo incluido, somos muchos los que hemos visto al reptil volador. No obstante, ninguno hemos divisado a sus pequeños jinetes. Nos han sobrevolado durante un largo rato y de repente se han marchado, como si ya tuvieran toda la información que necesitaban de nosotros..."

15 de Octubre del año imperial de 1554

"Debemos estar a dos días de nuestro destino, aunque no se ve una maldita cosa. Algunos hombres empiezan a tener problemas estomacales, pero seguro que se alivian cuando esten rodeados de oro y joyas..."

16 de Octubre del año imperial de 1554

"Hoy hemos tenido nuestra primera baja. El soldado Peres ha muerto este medio día. Por la mañana se despertó con unas extrañas picaduras en las piernas y en apenas tres horas ha muerto tras hinchársele todo el cuerpo horriblemente. Hemos perdido medio día en enterrrarle, cosa que me parece absurda pues los animales de esta espesura ya estaban escarbando su tumba antes de que nos fueramos. El Capitán Gonsales los ha ahuyentado con un disparo que ha resonado en toda la selva..."

19 de Octubre del año imperial de 1554

"Estos tres últimos días no he anotado nada en este diario pues la situación se ha complicado sobremanera. Aún no hemos llegado a Izen-Tinak, aunque según mis cálculos deberiamos de haberla alcanzado ayer. Posiblemente el mapa no sea del todo exacto, pero la situación está poniendo muy nerviosos a los hombres. Sobre todo después de las tres últimas bajas. Todos terriblemente intoxicados por alguna picadura extraña, por lo que hemos decidido cubrirnos todo lo posible con telas y cueros. No obstante, el ultimo soldado murió con una extraña púa clavada en el cuello. Algunos hombres dicen que era de metal o piedra, pero eso es absurdo, por que evidentemente se trata de alguna pua de los malditos árboles que atestan esta selva."

25 de Octubre del año imperial de 1554

"Cinco hombres han desertado en estos últimos días. Sus compañeros aseguran que han visto unas manos mostruosas surgir de la vegetación y arrastrarlos a la espesura antes de que pudieran siquiera gritar. Una estupidez para justificar una estupida deserción. Yo sé donde estoy. Habrá que ver como regresan estos estupidos a la Bahía... Más tesoro para los demás"

1 de Noviembre del año imperial de 1554

"Llevamos varios días huyendo por esta maldita selva perseguidos por ello...Lo que sea no parece cansarse y nos va matando uno a uno. Apenas quedamos seis de nosotros ya. Capturan a cualquiera que se retrasa un poco y solo podemos escuchar sus horripilantes gritos antes de que el silencio cubra la selva. Ni siquiera sabemos qué nos está eliminando... si pudieramos llegar a Izen-Tinak... tiene que estar muy cerca ya"

4 de Noviembre del año imperial de 1554

"Hemos encontado un pequeño claro en la selva donde se aposenta una gran losa llena de extraños glifos. Por fin hemos visto a nuestros perseguidores, aunque no se si habría sido mejor seguir en la ignorancia... son como lagartos gigantes, una masa de músculo y escamas y dientes... Se han quedado en el borde del claro como si no pudieran ir más allá, pero nos han rodeado y permanecen como estatuas vivientes vigilandonos...No creo que sobrevivamos"

6 de Noviembre del año imperial de 1554

"Parece que la suerte está de nuestro lado. Despues de acabar casi con nuestras reservas de comida y bebida y cuando estabamos decididos a lanzar un ataque desesperado contra nuestros carceleros, un extraño reptil, parecido a un sapo gigantesco posado sobre un aún más extraño trono de piedra flotante, ha aparecido en el claro. Ha hecho un gesto casi imperceptible con la mano y los saurios se han vuelto a adentrar en la selva... Hemos decidido continuar nuestra marcha cuanto antes. O bien nos toparemos con Izen-Tinak o saldremos de esta maldita selva..."

7 de Noviembre del año imperial de 1554


"¡Estoy solo!. Apenas comenzado el día hemos escuchado un ruido atronador y de repente nos hemos visto atacados por unos enormes reptiles del tamaño de un oso que cargaban contra nosotros arrancando árboles con sus mazos. El soldado Nunes ha recibido uno de esos impactos y ha salido despedido por encima de las copas de los árboles. Espero que haya muerto directamente del golpe, pues ha debido quedar destrozado y no quiero ni imaginar lo que debe ser quedar invalido en esta selva del infierno... Cada cual ha salido huyendo como ha podido y ya no he sido capaz de volver a encontrar a mis compañeros...Tengo que salir de aquí...He de salir..."

?? de Noviembre del año imperial de 1554

"No sé el tiempo que llevo perdido en esta maldita selva donde voy a morir... No entiendo como no he salido ya de la espesura despues de más de un mes andando... pero mis huesos se pudrirán en medio de la nada... Esta mañana me ha despertado un tremendo temblor de tierra y apenas he tenido tiempo de esconderme antes de ser aplastado por un gigantesco monstruo reptiloide erizado de puas y cuernos. Sobre él, un castillo de madera albergaba una hueste de pequeños lagartos y los restos del Capitán Gonsales...No sé como me ha podido ver, pero uno de los seres me ha mirado y lo siguiente que recuerdo es haber despertado un una de esas malditas puas clavada en el cuello...Ya siento el veneno recorrer mi cuerpo... Escribo esto para cualquier otro insensato que intente llegar a Ize-Tinak... pero dudo que nadie llegue hasta tan lejos... dudo que nadie sobreviva tantos cientos de leguas al interior de esta maldita selva... esta maldita e interminable selva donde voy a morir...donde no he... ..."


Diario encontrado a pocas leguas de la Bahia del Lagarto junto a los restos de un humano...