viernes, 26 de octubre de 2012

Warhammer: Azco de vida

El día de Glop comenzaba como cualquier otro día de cualquier otro goblin nocturno. Con la sorpresa de haber sobrevivido una noche más. No es que hubiera mucha diferencia entre el día y la noche en el interior de la vieja fortaleza subterranea donde su clan se refugiaba después de su espectacular conquista. Glop estaba de acuerdo en que los Orejaz Peludaz habían conquistado KhazKarat. Que sus primos orcos fueran los que habían limpiado los tuneles de enanos a Rebanadora limpia no quita que ellos hubieran sido los que se quedaron después. Y eso es conquistar, ¿no?. Quedarse con el sitio. Si te vas gritando borracho en busca de más enanos, pues no conquistas nada. Otra cuestión es que alguien vaya a decirselo a Groj y sus Orcos Negros. Los Orejaz Peludaz son conquistadores, pero no suicidas.

Así que Glop consideraba que la noche era cuando dormía y el día cuando buscaba comida y a alguién más pequeño al que martirizar un poco. El problema era que, gereralmente, los tuneles estaban llenos de tipos más grandes con el mismo plan. El de divertirse y el de comer. Y con gran experiencia en hacer las dos cosas a la vez usando a tipos como él. De manera que se arrastró por los túneles con cuidado, intentando evitar a algunos jefecillos que andaban por ahí intentando reclutar goblins para una expedición al nivel inferior. Glop sabía que en dicho nivel no había mucho que encontrar. La mayoría de los goblins ya habían bajado a ver que se podía rapiñar. Como todos sabían, una expedición significaba que el jefecillo de turno se quedaba todo menos los golpetazos y las heridas, que siempre se repartían equitativamente entre todos los integrantes de la expedición. Como Glop y muchos otros habían aprendido, siempre era mucho mejor explorar en solitario. Se pasaba mucho más desapercibido que en una horda de medio centenar de pielesverdes con la misma habilidad de moverse coordinados que un ciempiés borracho haciendo el pino. Otra cosa es que si te encontrabas con problemas, generalmente llenos de dientes, garras y extremos afilados, podías darte por muerto. Que es ligeramente peor que la casi total seguridad de acabar muerto que hay en cualquier expedición.


Glop decidió sentarse en una roca a comerse el mendrugo de lo que sea que acababa de robar a un grupillo de Snotling. Los pequeñajos eran sin lugar a duda un regalo de Morko (o Porko) para los sufridos Goblins. Alguien a quien vapulear y gorronear como el resto del universo hacía con ellos. Glop se preguntó, el lo más cercano a un pensamiento filosófico que jamás tuvo, si existirían unos Microlings o algo así, todavía más pequeños que los Snolings con los que estos desahogarían sus flustraciones diarias... El momento de iluminación acabó cuando la supuesta roca sobre la que se iba a apoyar demostró tener más dientes de lo esperado. Realmente tener más dientes de lo esperado en una roca no tiene mucho mérito por las bajas espectativas, pero en el caso de un garrapato, solo puede tener menos dientes que otro garrapato tragandose a un congenere. Lo que tampoco es algo inusual.

Con buen criterio, Glop decidió alejarse (sin movimientos bruscos), dejando al garrapato devorar algo que probablemente sí que fuera una roca, dado que no gritó ni se quejó. O quizás al menos pasó a mejor vida con el primer bocado y se ahorró las incomodidades de los varios cientos que le siguieron. Como todos los Goblins, Glop pasó por una infancia ingenua llena de ilusiones sobre un futuro prometedor. Estado que, como en la mayoría de los Goblins que llegan a adultos dura un par de horas. El resto muere antes. Durante esas horas de inconsciencia juvenil, Glop se imaginaba galopando sobre un enorme garrapato, asustando a goblins y orcos por igual y dirigiendo a su clan hacia un lugar de comida y seguridad sin fin. El sueño acabó cuando la cría de garrapato que había capturado se comió la jaula donde se encontraba, toda su comida almacenada, dos o tres Goblins que pasaban por allí y finalmente se escapó comiendose un pedazo de la pared de roca. En aquel momento, Glop se sintió el Goblin más maduro (y vivo) de todo el clan.

Un ligero ruido, percibido por los hiperdesarrollados sentidos necesarios para ser un Goblin adulto, hizo que Glop se escondiera aún más en las sombras. Parecía que alguien estuviera hablando consigo mismo con la boca llena. Lo raro es que, normalmente, era difícil encontar en las cuevas a alguien que pudiera hacer las dos cosas a la vez... Aquellos capaces de llenarse la boca, generalmente no llegaban a tener la capacidad de hablar, ni siquiera con ellos mismos. Y aquellos con el don de la palabra, generalmente no podían abrir la boca sin acabar dentro de otra. Excepto en el caso de los chamanes claro. Glop contempló al encapuchado negro que caminaba distraido por el pasillo, masticando setas y murmurando incoherencias o pensamientos increiblemente profundos. Glop no lo sabía ni le importaba. Solo sabía que, un par de palabras del chamán, y el podía terminar como mancha decorativa en las paredes o transformado en un garrapato. Lo cual quizás fuera una vida mejor, aunque de momento, Glop prefería seguir teniendo brazos.

Porque la verdad es que la vida del goblin nocturno medio es un asco (y breve). Posiblemente las otras razas piensen que hasta se lo pasan bien, siempre en grupos multitudinarios y pegando gritos y drogados hasta las puntas de las orejas. Pero no. Las otras razas no se percatan de que, por regla genera, esas multitudes no estan compuestas siempre por los mismos goblins, que la mayoría grita, básicamente, por que la están apuñalando, golpeando, pisoteando, mutilando o cualquiera de las múltiples versiones que acaban invariablemente en una defunción. Y las setas Zombreroloko... por favor, si el monopolio lo tienen los chamanes. Un goblin cualquiera necesitaría una vida de rapiña para conseguir el suficiente oro como para darle un mordisquito a una seta. Dicen que ahí fuera se está mejor. Que sus primos silvanos son más fuertes y hasta montan arañas que los hacen casi invencibles. Pero Glop ya combatío una vez junto a ellos y podía asegurar que no eran tan distintos a ellos. Ni por fuera ni por dentro. Y, por Gorko y Morko, en los túneles solo te pueden masacrar viniendo por delante o por detrás. ¡Cómo se va a estar mejor fuera, donde también te pueden atrapar desde arriba! 

Glop continuó su deambular por los tuneles y cabernas de la antigua fortaleza de los taponez y nueva guarida de los Orejaz Peludaz, robando algun despojo de comida, golpeando a algún que otro snotling y, la mayoría del tiempo, esquivando a los que podían golpearlo a él. Casi se podría decir que había sido un buen día, pero, como Glop se redordaba a menudo, cualquier momento es bueno para azquearte el día, y ese momento puede ser tanto al levantarte con justo cuando te vayas a dormir. Y, entonces, se acabó el buen día. Y como muestra, ese jefe que se acerca por el pasillo. Ese pasillo iluminado. Sin pasillos laterales. Que lleva directamente a Glop. El cual se da la vuelta e intenta, disimuladamente, volver por donde ha venido, Y que, mira por donde, ahora está lleno de más goblins que se encaminan hacia el jefe, arrastrando al pobre Glop contra el mencionado jefe justo cuando pedía voluntarios (la risitas disipan cualquier duda sobre la participación del azar en ello). Así que, casi sin darse cuenta, Glop ya estaba enrolado en la unidad de Lanzagoblins. Como artillería. Oh sí, en ese puesto se asciende rápido. Lo difícil es mantenerse en la cima. Al menos, veré mundo, pensó Glop. Podré ver todas las tierras bajo mis pies. Y después mis pies será lo único que sobresalga de la tierra... Qué azco de vida...

jueves, 20 de septiembre de 2012

Warhammer: Waaagh! de Jaj "AplaztaCozaz"

Este ejercito tiene muchas cosas que lo hacen especial para mí. Posee las primeras miniaturas que tuve (de una caja de Inicio Orcos-Imperio, compartida con el Sargento López allá por... hace mucho tiempo :P. Así que tiene las primeras minis que pinté (con pinturas inadecuadas, técnicas cutres y mucha menos experiencia). Después dejé de pintarlos en la Era de la Tienda... Fundamentalmente porque ha sido uno de los pocos ejércitos de los que he pintado regimientos por encargo y terminé bastante cansado de verde. Años después, lo retomé, y pinté parte, por primera vez, en Barcelona (hay minis que tienen todavía más kilómeros que los esqueletos que pinté en Roma). Y, hoy en día, es el ejercito contra el que el Sargento López se está enfrentando, después de... mucho tiempo después, para sacar a sus imperiales de sus nichos de gomaespuma.

Aunque me lo pensé bastante, finalmente decidí no repintar ninguna mini. En el fondo, esta es la historia de mis ejércitos y esos cutre orcos también forman parte de ella... y tampoco iban a mejorar mucho  :P

Waaagh! de Jaj "AplaztaCozaz"


El Waaagh! con todos sus chicoz

80 Goblins Nocturnos

5 Goblins en Garrapatos Saltarines


6 Garrapatos con 4 Pastores Goblins

5 Fanáticos Goblins Nocturnos

 

20 Jinetez de Lobo


10 Goblins en Araña



 6 Batiburrillos de Snotlings


18 Guerreroz Orcos



20 Orcos Zalvajes


20 Orcos Negros


 5 Orcos Zalvajes y 1 Chamán en Jabalí


10 Guerreroz Orcos en Jabalí   



 3 Trolls de Río



 1 Troll y 3 Trolls de Piedra 



16 Arqueroz Orcos y 2 Lanzapinchoz


1 Lanzapiedroz y 1 Lanzagoblins



1 Karro de Lobos, 1 Karro de Jabalies y 1 Vagoneta Snotling


Caudillo Orco, Zirvopató en Jabalí y Gorbad Garra'ierro


Garrapato Despachurrador y Gigante


Aracnarok y Azhag el Carnicero


2 Chamanes Goblins  y 3 Tramperos


Jefe Goblin en Garrapato Gigante, Skarsnik y Gobbla


Grom el Panzudo y Jefe Goblin en Araña Gigante



Portaestandarte de Batalla, Kaudillo Salvaje y Grimgor Piel'ierro



 Chaman Orco, Chaman Salvaje y Wurrzag


En total: 104 Orcos, 159 Goblins, 25 Lobos, 21 Jabalies, 13 Garrapatos, 2 Garrapatos Espachurradores, 10 Arañas, 1 Araña Gigante, 1 Aracnarok, 7 Trolls, 1 Gigante, 1 Serpiente Alada, 4 Máquinas de Guerra., 3 Karros, 1 Vagoneta y decenas de Snotlings

jueves, 23 de agosto de 2012

Mouslings: Héroes


Estos pequeños héroes han sido un regalo de Reyes de la más mejor de las mejores, que tiene la paciencia infintita de aguantar y respetar esta afición mía tan rara :P. ¡Gracias, Ana!

En estas minis he dedicado un poco más de tiempo que en mi tradicional pintado rápido porque, la verdad, ha sido una gozada pintarlos. Y es que, además, los pequeñajos se lo merecen.



CAYDEN (Bárbaro)

Criado en las montañas de la Piña Partida, Cayden pronto destacó por su fuerza descomunal  y su habilidad para el combate y la caza, acabando solo con sus garras desnudas con un mochuelo de buho siendo aún un pequeño ratón. Obtuvo el liderazgo de su tribu al vencer en combate singular al anterior jefe. Sin embargo, el mago errante Gavin le entregó un fragmento de un medallón y le informó de que él realmente no pertenecía a la tribu, sino que fue abandonado en las montañas y adoptado por ésta. Cayden renunció entonces a su reinado y se enfrentó a la mayor de sus aventuras para encontrar sus raíces.



ERIQ (Espadachín)

Caballero ratón de la Guardia del Reino, Eriq es un reconocido espadachín, no solo por su habilidad, sino por su ferreo sentido del honor y su lealtad incondicional a la Corona. Sin embargo, tras detener al afamado ladrón Jett robando unos documentos que, según la Corona, no existían, el Capitán Eriq ha comenzado a cuestionarse si su lealtad ha de deberse a los que llevan Corona o al Reino... incluso hay que susurra que la sorprendente huida de Jett no se debió solo a la habilidad del pícaro ladrón...


SWEENY (Guerrero)


De caracter jovial y despreocupado. Lo cual oculta a un explorador inteligente e involucrado en su misión de defender el Reino de las amenazas externas, aunque a veces haga locuras. En su última exploración por la montaña de la Piña Partida encontró varios de los poblados de las tribus totalmente destruidos. Algunos supervivientes clamaban por la vuelta del gran Jefe Cayden. Sin embargo, los más ancianos ratones se atusaban sus raídos bigotes mientras murmuraban que ni siquiera el legendario caudillo podrá hacer nada contra lo que viene de más allá del Valle...



FENIMORE (Arquero)

Soldado del Cuerpo de Exploradores del Reino. De puntería legendaria, se dice que fue capaz de cazar un joven halcón al atravesarle el cerebro con una flecha a traves de uno de sus ojos. Compañero de Sweeny en el Cuerpo de Exploradores, su caracter taciturno lo hace un extraño compañero para éste. Sin embargo, ambos se han criado juntos desde que eran pequeños ratoncillos y se procesan mutuo respeto, lealdad y un cariño por encima de cualquier otra consideración. Por ello, en cuanto Sweeny le informó de sus descubrimientos en la montaña de la Piña Partida, Fenimore no dudó en saltarse todas las normas del Cuerpo y desertar junto a su compañero para investigar y proteger al Reino de la misteriosa amenaza, pero sobre todo, salvar a Swenny de su propia inconsciencia.


DECLAN (Caballero)

Huérfano acogido, como muchos otros, por la Hermandad de Caballeros de la Bellota, sirvió como escudero del Sir Mortell, que lo entrenó duramente en el camino de la Espada y el Honor. Tras luchar en varias batallas junto a su señor, fueron destinados a la guerra contra el Reino de las Ratas, donde Sir Mortell fue herido de gravedad en combate singular cotra uno de los campeones del ejercito enemigo. En su lecho de muerte, nombró caballero a Declan, entregándole también un sobre con información sobre su autentica familia y un cuarto de un extraño medallón. Declan se encuentra velando el cuerpo de su señor mientras escucha los tambores de guerra de las Ratas. Aún no ha abierto el sobre...

FLYNN (Pirata)
Conocido contrabandista, pirata, embaucador, jugador e irresistible galán de cualquier dama Mousling que entre en su radio de acción, el Capitan Flynn es toda una leyenda en el Reino. En contra de la naturaleza de toda su raza, Flynn tiene su campo de acción en las aguas del Lago Largo, a bordo del Nuez Negra y al mando de sus muchachos, escoria y desechos de todas las ciudades del Reino, pero que procesan una devota lealtad a su Capitan. Siempre a punto de retirarse con su fortuna, la cual se le escapa entre los dedos en cuanto pisa puerto, el Capitan Fynn va a descubrir algo más grande de lo que es capaz de morder y, por primera vez en su vida, va a tener que tomar una decisión más allá de su interés personal... a no ser que alguien ponga suficiente dinero por delante, claro...

JETT (Ladrón)
Criado por la Hermandad de la Garra, ancestral gremio de ladrones, Jett siempre destacó como uno de los mejores en su trabajo. Antes de andar, ya robaba los collares a sus matronas. Antes de hablar, ya era capaz de imitar los gestos de sus compañeros y hacerse pasar por otro pequeño Mousling para comer doble. Invisible cuando lo desea, mortal cuando lo necesita, Feff fue el aprendiz más joven en graduarse en toda la historia del gremio. Tras entregar en la ceremonia de iniciación, tal y como manda la tradición, su objeto más querido, un trozo de medallón que fue encontrado junto a él, Jeff comenzó una carrera de robos audaz y espectacular que le valió la fama y la enemistad de Eriq, Capitán de la Guardia. Ahora, un último robo, ordenado por el gremio en la propia Casa Real, le ha llevado a descubrir algo tan alarmante, que Eriq y él, en contra de todas  las probabilidades, estuvieron de acuerdo en algo...

TONSURE (Monje)


Tonsure, miembro de la Orden de los Hermanos del Roedor Primigenio, fue criado por los miembros de esta Orden tras ser encontrado abandonado a las puertas de su monasterio junto a un fragmento de un medallón. Tonsure no ha salido hasta ahora del monasterio, siendo considerado incluso por sus hermanos silenciosos como un Mousling demasiado introvertido y poco dado a relacionarse con los demás. Centrado en el estudio de las Revelaciones Apocalípticas de Roatek, Profeta del Roedor Primigenio, ha llegado a la conclusión de que los últimos días están llegando y que el Fin de Todo se acerca por las montañas de la Piña Partida. Esto ha llevado a Tonsure a abandonar su autoimpuesto retiro y enfrentarse el mundo exterior, por el bien de todos los Mouslings.

GAVIN (Mago)
La mayoría de la gente opina que Gavin es un viejo chiflado que vagabundea por aquí y por allá, sacándole algunas monedas a los incautos a cambio de algún truco de prestidigitador. Aunque también es cierto que si esos chismosos investigaran un poco más, descubrirían con asombro de que ese Gavin se encontraba en el mismo momento en ambos lugares... Lo que sí es indudablemente cierto es que Gavin siempre está allí, donde la aventura empieza, aunque los propios aventureros no se den cuenta en ese momento de lo que ha comenzado.




FERDINARD (Bardo)
Estas es la leyenda de Medallón Perdido, también conocida como de los Últimos Días. Y como toda leyenda, ha de ser cantada para no ser olvidada. Y no hay mejor intérprete que Ferdinard, que está al servicio de todos ustedes para cantarla. Y así es como comienza... "Salía el sol sobre las montañas de la Piña Partida, sin saber si volvería a salir la siguiente mañana..."

jueves, 12 de julio de 2012

Warhammer: El ansia


El Caballero volvió a sentarse frente al fuego tras remover las brasas, no en busca de un calor que nunca había calentado su fría sangre, sino por el mero placer de contemplar los rojos rescoldos y el rastro de las pequeñas chispas que se movían caóticamente arrastradas por el viento.

La mente del Caballero, cuyo nombre se había perdido a lo largos de los siglos de su existencia, viajó, como venía haciendo últimamente, a un pasado remoto. Un pasado en el que su corazón aún bombeaba sangre a su joven cuerpo. A aquel de niño que se acaloraba tras una carrera por el mercado de su pueblo, huyendo de las pandillas de niños mayores que, a lo largo de toda la historia, han martirizado a los más pequeños que ellos por la mera razón de haber sido igualmente martirizados cuando su tamaño no era el adecuado. El Caballero podía recordar perfectamente el momento en el que decidió no dejarse doblegar más por los matones. El momento en que se enfrentó a ellos armado con una cuerda, muchas piedras y su ingenio. Su primera gran victoria. Y no la última.

Desgraciadamente, a sus padres no le pareció gloriosa su victoria. Pero qué era una paliza más después de una borrachera, otra noche más encerrado en ese sucio y apestoso sotano, otro mes más deslomándose en los campos, a cambio de los restos que dejaban sus padres tras cada comida. No eran más que una gota de lluvia. Pero gotas que se acumulaban en su alma. Hasta que el que sería el Caballero dijo basta. Y juntando sus escasas pertenencias, apenas un atillo, aquel muchacho, poco más que un niño, abandonó su granja sin mirar atrás. Los años que siguieron fueron duros. Mucho frío, poca comida. Robando y siendo robado. Siempre escondido, siempre en guardia. Y un día decidió que no podía vivir supeditado al caprichoso destino. Y que si iba a vivir esquivando a la Muerte, mejor que le pagaran por ello. Y entró en el Ejercito.

El Caballero echó un par de gruesas ramas a la hoguera, mientras seguía rememorando tiempos lejanos. El ejercito no fue un mal sitio. El mantenerse vivo ocupaba sus días y lo volvía fuerte, de mente y cuerpo. Luchó en tierras lejanas y luchó contra seres extraños. Vió cosas horribles, hasta que la rutina mató el horror. Mató y estuvo a punto de morir. Y siempre bajo las ordenes de superiores, unos mejores que otros, pero todos imponiendo su disciplina y su voluntad sin dejar hueco a las opiniones de sus subordinados. El Caballero aguantó más de lo que podía haber esperado, acatando ordenes estúpidas, soportando insultos de inútiles incapaces...pero pronto recordó que su camino hasta allí había comenzado por no doblegarse a la voluntad de nadie. Y decidió ascender en la jerarquía del ejercito.

Existían dos caminos para ello, pero uno consistita en más humillación, sometimiento y limosna de favores. Y para el joven soldado, tan importante era el objetivo como el camino. Así que optó por el segundo camino. El peligroso, el suicida. Pero aquel del que no se arrepentiría. De manera que, desde que tomó su decisión, el futuro Caballero fue presentándose voluntario a toda aquella misión que, de extremo peligrosa, se ofreciera con la recompensa de un ascenso. Y para sorpresa, envidia e ira de muchos de sus superiores, fue sobreviviendo a todas ellas y, tras varios años, alcanzó el grado de General, con un ejercito bajo su mando.
El Caballero se sentó de espaldas al fuego, aunque sabía que sus ojos eran capaces de pasar del fuego del sol a las tinieblas del centro de infierno en un parpadeo y sin ningún deslumbramiento. Continuó perdido en el mar de sus recuerdos y en la decepción que le supuso descubrir que, por encima del más alto mando militar, se encontraban los nobles y gobernadores que, en el fondo, eran los que desde sus mullidos sillones mandaban a sus siervos a morir y a matar. Así que, fiel a su juramento, decidió pertenecer a la nobleza. Pero por primera vez desde que alzó su mano contra niñatos matones, descubrió que sus actos, su fuerza, su voluntad, no eran suficientes para elevarse sobre los que intentaban imponérsele. En esta ocasión, la valia de cada cual solo se medía en terminos de sangre, y con ésta, solo se podía nacer... o contraer matrimonio.

De esta forma, el Caballero buscó y encontró a la mejor candidata. Una hija de Marqueses, atraída por el misterioso y valeroso general de aventurera vida. Más difícil fue convencer a los padres de la dama, pero el dinero ablanda voluntades de nobles con largo linaje y corta bolsa. Y la fortuna amasada por el Caballero empezaba a ser legendaria. La boda se celebró, el General fue Marqués y todo siguió igual. Hasta que todo cambió.

Porque el Caballero pronto descubrió que la Nobleza no estaba en lo alto de la escala social. Pronto descubrió que seguía siendo supeditada a algo más. Protocolos, deberes... y algo que regía tras ellos, conocidos por todos pero no nombrados y libres de cualquier sumisión. Y sorprendentemente para él, fue su por lo general ignorada esposa la que le puso en contacto con ellos. La Aristocracia Eterna. Los Inmortales. Los Vampiros.

El Caballero paso rapidamente por los recuerdos de todo lo que tuvo que relizar en su iniciación. Las humillaciones, los sacrificios... incluida su esposa, pero sobre todo su orgullo, para conseguir el Beso de Sangre. Para conseguir la inmortalidad y el poder. Para gobernar sobre los humanos y no arrodillarse jamás.

Sin embargo, aun quedaba un cabo suelto. El Clan. Su Maestro. Todavía debía obediencia a alguien. No era libre. Pero, sonrió para sí el Caballero, este fue el cabo más fácil de cortar. Al fin y al cabo, ya había cortado más de una cabeza en sus años de soldado...

Como Vampiro sin clan, el Caballero se sentía libre. Al fin había conseguido su deseo. Finalmente, él era su propio amo y señor. Timonel de su destino. ¡Qué equivocado estaba!. Pues jamás se encontró más atado ni esclavo que al sentir en ansia de sangre. La necesidad de buscar alimento. De salir a cazar. De contentarse con cualquier charco de sangre sólo para poder aguantar hasta el próximo ataque del hambre...Largos años pasaron, años que la inmortalidad estiraron aún más. Hasta que tuvo conocimiento de los Dragones Sangrientos. Y de su promesa. La Sangre de Dragón y el fin del ansia.

Aún más años pasaron hasta que consiguió su objetivo. Y bañado en su sangre y la de su víctima, un gran dragón negro, bebió hasta saciarse, hasta agotar su ansia y ser por fin realmente libre.

El Caballero se levantó y apagó los rescoldos de la hoguera mientras las primeras luces del amanecer asomaban sobre los arboles. Libre hasta que ocurra cualquier cosa que le haga sentirse atrapado. Un combate, un favor no pedido, el Sol... Porque ese fue siempre su enemigo, comprendió. Esa busqueda de sentirse libre. Esa obligación de sentirse libre. Esa obsesión lo mantenía tan atado como los pandilleros, sargentos, nobles y vampiros. Él era su mayor opresor. Hoy, aquí y ahora, decidió. Es donde vivo y viviré el resto de mis infinitos días. Y hoy, aquí y ahora, disfrutaré de existir.

Y echándose al hombro sus pocas pertenencias, se encaminó hacia una cueva, para tener su sueño diurno, sin importarle lo que trajera la noche venidera.