viernes, 15 de junio de 2012

Warhammer: La ambición de Markal

(Mis disculpas por el retraso al señor Victor, pero sé que el entendará el motivo del retraso...)

Las velas de la estancia se estremecieron con una brisa inexistente mientras Markal, el Nigromante, acababa de escribir sus últimas anotaciones en su diario.

"Queda demostrado, a mi parecer, que el tiempo transcurrido desde la muerte afecta al intelecto del especimen. Sin embargo, la capacidad física del mismo no se ve igualmente mermada, sino que, incluso, se ve aumentada por el proceso nigromántico. De esta forma, los denominados por el vulgo zombis son capaces de presentar un comportamiento independiente aunque de torpe movilidad, mientras que los especímenes en estado esquelético han de ser atados por la voluntad del nigromante para que actuen de alguna manera..."

Malkar observó por un instante su comprimida caligrafía y asintió satisfecho. Sabía que se encontraba cerca de la solución final... sin embargo... sería todo tan fácil si pudiera acceder a un autentico vampiro..."La clave está en ellos... nunca llegaron realmente a morir, por lo que no se degradan tan rápido como los zombis. Y aunque la magia les sustenta, aún guardan todo su intelecto. No obstante... el ansia... el hambre... ¡qué coste!, ¡Qué pérdida de libertad!"

En su lejana juventud Markal había descubierto que la breve vida de un humano no era suficiente para reunir todo el conocimiento existente. Pero mayor aún fue su decepción al descubir que dicho conocimiento apenas era un breve vistazo del Todo. Que la sabiduría acumulada por siglos de Historia necesitaría eones para ser completada. Que el Universo guardaba celosamente sus secretos y que necesitaría realizar inumerables experimentos para extirparle sus secretos uno a uno...


¡Qué alegría sintió al conocer al que sería su maestro y la posibilidad de vivir para siempre!. El día que decidió, para disgusto de su familia, abandonarlos y entrar al servicio de Narashis, el Nigromante, fue el día en el que realmente nació. Por lo visto sus ignorantes progenitores fueron tan torpes como para dejarse linchar por haber engendrado a un brujo. !Estupidos todos!...

Curiosamente, el día más decepcionante de su vida también estaba relacionado con Narashis... el día en el que descubrió que su maestro no tenía nada más que enseñarle. Bueno, sí. Aún pudo enseñarle que los Nigromantes, al fin y al cabo, no son del todo inmortales. Aunque más que de maestro, en esta ocasión ejerció de sujeto experimental...

A partir de ese momento, Markal se embarcó en la búsqueda de conocimiento. Aún recordaba las primeras décadas. Esa búsqueda material en los cementerios, con los encontronazos con las bandas de Necrófagos. Afortunadamente, en poco tiempo consiguió un buen ejercito de zombis y esqueletos que podían hacer el trabajo sucio por él...

Y por fortuna, pues aunque su magia lo mantenía con vida pese a que su hora se había cumplido largo tiempo atrás, cada vez se sentía más débil físicamente. El recuerdo de su debilidad le llevó de nuevo a centrarse en su estudio. "Los vámpiros. Inmortales y fisicamente poderosos". Recordaba su primeros encuentros con estos seres. Su desprecio ante la Nigromancia. Y su Ansia. La necesidad eterna de sangre. La razón por la que se negó al Regalo de Sangre y a volverse uno de ellos. "Sin embargo... los Dragones Sangrientos han superado el Ansia. ¿Será cierto que es debido a la sangre de Dragón que han bebido?. ¿Estará la clave en los Dragones?... Necesito investigar más...".

En ese momento, una bandada de murcielagos entró en la estancia mientras los lobos aullaban en la lejanía. El enlace mágico que unía a Markal con los seres de la noche le informó de que una turba de campesinos, dirigidos por varios caballeros, se acercaba a su mansión armados con antorchas. "Bien", pensó, "más material para el laboratorio..."