domingo, 10 de diciembre de 2017

Bloodbowl: Los Radiantes de Atuland

Equipo de RN Estudio. Los más listos, los más guapos, los más rápidos,..., no sabemos como se dignan a jugar con la plebe...

Los Radiantes de Atuland


BLITZERS
Ayax, Diomedes. Amos y señores del terreno de juego



MÁS BLITZERS
Hector, Patroclo, Odiseo, Nestor. Dominadores del juego

 

LÍNEAS
Aetos,Laertes,Leonidas,Rhodes,Talos y Titus, equipazo.



CORREDORES
Príamo, Menelao y Agamenon. A por la victoria.



LANZADOR
Paris. Precisión absoluta


JUGADORES ESTRELLA

AQUILES
Perfección absoluta





martes, 17 de octubre de 2017

Bloodbowl: Las Exquisitas de Hellfend

Otro equipo femenino de Sukubus. Chicas duras, chicas malas, elfas oscuras...

Las Exquisitas de Hellfend



BRUJAS
Circe y Malefica, cayendo bajo su hechizo


ASESINAS
Y y Z, la muerte desconocida



BRUJOS
Merlín y Cornelius, encantadoramente mortales



BLITZERS
Destrucción, Terror, Miedo y Pavor. Nada más que añadir.



LÍNEAS
Urd, Verdandi, Skuld, Cloto, Láquesis y Átropos, el destino del partido en sus manos



CORREDORAS
Liz y Veronica, velocidad terminal




JUGADORES ESTRELLA

MORGANA
Reina de las Brujas



"X"
Lo último que verás



CUERPO TÉCNICO

LUCINDA
O animas o sufres



viernes, 15 de septiembre de 2017

Bloodbowl: Los Aplaztarivalez

Equipo de Rolljordan financiado por los pelos. Juego directo (a la boca del estómago), rivales alfombrando el suelo e hinchas enfervorecidos... puro BloodBowl

Los Aplaztarivalez



TROLL
Grop, quien quiere cerebro con puños como mazas...


ORCOS NEGROS
Norrk, Blogg y Korr, muy grandes, muy duros, muy fuertes



BLITZERS
Ynak, Kuaf, Gorg y Nork, casi tan grandes, casi tan duros, casi tan fuertes.



LÍNEAS
Farg, Forg, Furg, Ferg, Firg. Orcos estandar (grandes, duros y fuertes)




LANZADORES
Nack y Nock. Orcos extraños que saben coger cosas sin aplastarlas (mucho...)



BLOP, el GOBLIN
 Nadie sabe muy bien que hace aquí...
 


JUGADORES ESTRELLA

KROM
Disfrutando del lamento de los enemigos


KARZAK
Trituradora de rivales en movimiento


RUUUUUMMM
Contrincante al corte


KRUGG
Compartiendo su afición con sus amiguitos...

miércoles, 16 de agosto de 2017

Warhammer: Unirse a la manada

Imagina que no encajas desde que naces. Imagina que ni tus propios padres te reconocen como hijo y te mantienen encerrado en el establo de la granja, atemorizados de que los vecinos puedan verte y acusarles de estar malditos igual que tú. No ver la luz del día hasta tener cinco años, alimentado con las sobras y sin poder lavarte mas que con el agua de lluvia. Y ahora imagínate ser golpeado e insultado por oler mal y por que tu joven cuerpo se desarrolla débil y deforme tan pobremente alimentado. Y entonces, cuando crees que la vida te puede ofrecer algo mejor, que por fin las puertas del establo se abrirán para ofrecerte ese mundo exterior, apenas vislumbrado por rendijas, susurros y tu propia imaginación, descubrir que el pago por dicho privilegio es la más atroz de las mutilaciones...   


¿Qué se puede esperar de un niño criado en el más absoluto de los aislamientos? Por supuesto que no se puede esperar que confraternice con el resto de los niños. Ni mucho menos que éstos acepten sin más a un extraño raquítico con el cuerpo lleno de vendas. Mucho menos si el pretendido niño apenas sabe hablar y se comunica con gruñidos, gritos y sonidos guturales. Y, como ha sido propio de la crueldad de los infantes para con sus iguales, cuando estos no son tan iguales, pronto se conviertirá en alguien a quien insultar, ridiculizar y golpear. ¿Por qué puede sorprender que éste llegue a su límite y se revuelva?. Que ataque con toda la furia y la rabia contenida en su malformado cuerpo y se defienda con todas sus fuerzas. ¿Es tan extraño que los maltratadores reciban parte de su propio ensañamiento? ¿Es acaso injusto que, por una vez, sean ellos los que vuelvan a casa envueltos en vendas manchadas de sangre? En este mundo es lo que parece prevalecer, y cualquier inadaptado que se defienda será enviado a un centro de castigo y reeducación. 


En estos centros se almacenan y encierran todo tipo de aberraciones. Normalmente esta solución solo consigue acentuar todos los rasgos que se quieren eliminar, en un ambiente mucho más brutal de competencia y supervivencia. Sin embargo, en algunos casos, el interno encuentra un escape a tanto salvajismo. Se ve a si mismo como algo más que el resto de bestias que lo acompañan en su enclaustramiento. Y a veces, si es afortunado, puede encontrar entre los guardias y educadores hastiados y casi tan embrutecidos como los propios internos, algún alma con optimismo y paciencia, capaz de darle cariño, cuidados y conocimientos para desenvolverse en este mundo que se encamina hacia el fin.


A veces no puede dejar de interrogarse uno a si mismo sobre el beneficio que le produce a un individuo privado de los más elementales derechos de cualquier ser sintiente el conocimiento de la existencia de estos. No se puede esperar otra respuesta más que la búsqueda de la adquisición de esos derechos, de esa vida que aprecia en sus semejantes y que le son arrebatadas y negadas. Y si le son negadas, si se le arrebata hasta la más mínima esperanza, ¿se puede esperar otra cosa más que una reacción violenta? Agredir, intentar arrebatar por la fuerza lo que se considera propio. Y la respuesta es siempre la misma: más castigo, dolor y encarcelamiento. Más barbarie en respuesta a la barbarie.

Es entonces cuando el individuo aislado, apartado de la humanidad por sus diferencias, por su cualidades únicas, encuentra en esas propias peculiaridades la razón de ser. Es cuando hace propias todas aquellas características negativas que la propia sociedad le ha otorgado. Es cuando el ya muchacho toma con orgullo todo lo que le han señalado como tacha y lo hace seña de su propia identidad. Y es entonces cuando la sociedad, sorprendentemente incrédula, reacciona con mayor agresividad intentando arrebatarle dichas señas. Nuevamente las mutilaciones de la infancia se repiten, pero el muchacho ya no es un niño. Ya no está malnutrido y débil y reacciona con furia. Y ataca con todas sus fuerzas que ya no son pocas. Y hiere, y mutila a su vez, y mata. Pero es uno solo contra muchos y al final no puede haber otra conclusión que su derrota. Arrancadas sus señas de identidad, su vida es solo perdonada para ser muestra de estudio para sabios apergaminados que no ven nada más en el muchacho que un trozo de carne para estudio. 

¿De qué puedo extrañarme pues de que acaba de verlo en mi celda por última vez? Quizás me extrañe de que haya sobrevivido a las torturas y exploraciones a las que le habrán sometido sin duda. Quizás mi sorpresa se deba a que nadie ha podido escapar jamas de los Inquisidores... Pero de ser sincero, creo que mi sorpresa se debe al propio hecho de que haya venido a visitarme, que sus últimas palabras que jamas volverán a salir de sus labios, según juró con los ojos encendidos de rabia, hayan sido un "Gracias. Ahora huya"... Sé que no tengo escapatoria. Sé que cuando llegue la manada, y llegará donde quiera que los humanos nos escondamos, el muchacho al que conocí ya no me reconocerá y posiblemente mi cráneo decore esos cuernos que ya nadie mutilará. Y no me importará, porque le hemos fallado. Le he fallado...

De los manuscritos del Padre Ambrosius, del Centro de Internamiento de Bestias Mutadas

miércoles, 21 de junio de 2017

Warhammer: Animales salvajes

Las campanas del pueblo comenzaron a repicar con fuerza. Robert apenas se sobresaltó. Desde que tenía uso de razón, su aldea había sufrido ataques de las criaturas del bosque tantas veces que no distinguía una de otras. Y siempre, año tras año, la noche del Solsticio de Invierno, la noche más larga, un ejercito enorme, como si todas las bestias celebraran alguna demoniaca festividad, se reunía para lanzar un asalto. El número y diversidad de monstruos era inconmensurable, pero, el hecho de que la aldea pudiera prepararse para la defensa y de que las propias bestias parecieran no tomarse muy en serio la batalla, ayudaban a que las bajas y la destrucción fuesen menores de lo esperado. Mayor pánico le producían a Robert los ataques sorpresivos que realizaban a lo largo del año. Grupos pequeños, partidas de caza, pero que podían atacar en cualquier momento y en cualquier lugar. Cuando se iba al arroyo por agua, al bosque por leña, mientras se cultivaba la tierra para extraerle la mísera cosecha que suponía su sustento. Incluso alguna vez, algún vecino había sido arracado de su cama mientras dormía, sin que nadie más se percatara del rapto.


Como el año anterior, Robert divisó primero a la vanguardia de Un-gors avanzando sobre los últimos árboles del bosque que rodeaba la aldea. Sabía que de momento no eran los más peligrosos. Sus pequeños arcos y lanzas necesitaban estar mucho más cerca para ser una amenaza. Más peligrosos eran los Centi-gors. Estos engendros, centauros bestiales, podían recorrer la distancia entre el bosque y la aldea en menos tiempo del que cualquier campesino necesitaba para apuntar su arco y disparar. Por fortuna, en el ataque del Solsticio, los Centi-gors iban tan borrachos que muchas veces tropezaban con sus propias patas y caían al suelo entre las risas guturales de sus compañeros.
En seguida apareció el cuerpo principal del la manada. Cientos de Gors junto a algunas decenas de acorazados Besti-gors, la élite de su raza. Si existía entre los hombres bestia algún atisbo de marcialidad y razocinio estratégico, este se encontraba en los Besti-gors, lo que unido a su fuerza animal los hacían los más peligrosos en el asalto de la noche. Robert tocó instintivamente el pomo de su espada (realmente un cuchillo largo de cocina modificado). El deseo de todos era que no se llegara al cuerpo a cuerpo. Que la manada chocara con la lluvia de flechas que pensaban lanzarles, se bloqueara con las zanjas y estacas que sembraban los alrededores de la aldea y que, con el amanecer, y cumplido el rito que siguieran por el Solsticio, regresaran al bosque. Ese era el deseo. Robert nunca lo había visto cumplido y esta vez, además, tenía un mal pálpito.

Los peores temores del campesino se cumplieron cuando una extraña niebla de tonalidades verdosas comenzó a extenderse desde el bosque. Un chamán de las bestias acudía con la manada. Robert ya había visto a uno de estos extraños hechiceros varios años atrás. Sus brujerías habían vuelto loco a Patrick, un campechano panadero que había atacado a bocados a sus compañeros y fue visto por última vez brincando tras la manada de regreso al bosque. Robert maldijo a la capital por no enviarles un hechicero residente. Según los ricachones de la ciudad, no se podían permitir mantener un mago en cada aldea, aunque bien que se podían permitir tener cientos de recaudadores e inspectores quitándoles hasta la última migaja del resultado de su sudor y esfuerzo. Sin un hechicero, la única defensa de la aldea contra la magia del chamán eran las cuatro reliquias de la ermita, de las cuales muchos dudaban en secreto que no fueran más que basura y chatarra sin valor.

La suerte estaba echada. En breve se produciría el ataque y las bestias se lanzarían como locos contra las defensas de la aldea. Sabían que su única esperanza era aguantar contra la horda hasta que salieran los primeros rayos del sol. Entonces, siguiendo sus incomprensibles costumbres, la manada regresaría al bosque con los trofeos que hubiera podido conseguir. Hasta el momento, todos los años, los aldeanos habían conseguido impedir que entraran en el poblado. Sabían que eso significaría el fin pues no dejarían piedra sobre piedra ni humano sin despedazar. Los campesinos luchaban por su supervivencia mientras que las bestias parecían hacerlo por diversión. Esa era su fuerza y Robert se daba ánimos y gritaba a sus compañeros mientras las primeras flechas empezaban a volar y los primeros Un-gors y Centi-gors borrachos comenzaban a caer. Sí, esta noche también resistirían, pensó.

Robert se permitió incluso esbozar una sonrisa cuando un grupo de Besti-gors cayo en una de las trampas y se empaló en las estacas del fondo de un foso oculto. Pero, de repente, un enorme balido se escuchó en la noche. El chamán gritaba con todas sus fuerzas en una llamada salvaje. El propio bosque comenzó a moverse y toda esperanza abandonó a Robert, que casi dejó caer su arco. Sobre las copas de los árboles más altos, tres bestiales cabezas cornudas se dirigían hacia la aldea. Doce brazos del tamaño de troncos de árboles, cuatro por cada cabeza, arrancaban cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.  Las Gorgonas se habían sumado al ataque por primera vez. La aldea estaba perdida...


lunes, 15 de mayo de 2017

Warhammer: Bestias de Jaaaaargggv

Los Hombres Bestia ha sido otro de los ejercitos de la "Era Barna" y uno de los dos realizados post- "Fin de los Tiempos". Es decir, a base de buscar restos y comprar por internet... Ejercito no muy extenso, pero entretenido y rápido de pintar.


Bestias de Jaaaaargggv

Ejercito completo


20 Bestigors


40 Gors


60 Ungors


10 Mastines del Caos


5 Centigors y Ghorros Warhoof


5 Minotauros


2 Minotauros de la Condenación


1 Carro de Garragor, 1 Carro de Tuskgors y Carro de Gorthor



Portaestandarte, 2 Caudillos y Kathrak el Tuerto



Chamán, Morghur y Malagor


Garragor


Gorgona y Cygor


Escuerzo Alado

En total: 133 Hombres Bestia, 6 Centigors, 10 Mastines, 4 Tuskgors, 7 Minotauros, 2 Garragors, 1 Cygor, 1 Gorgona, 1 Escuerzo Alado