Insensible a sus cuitas, el viejo mago empezó su discurso, el cual claramente había repetido infinidad de veces. "Aunque parezca que estamos entrando por un jardín algo descuidado, no es necesario que te explique que ya nos encontramos en la primera de las Escuelas de Magia: la Ambar, la dedicada al Saber de las Bestias o Viento de Ghur. Generalmente sus maestros se encuentran muy incómodos en las ciudades, por lo que se les ha construido este bosque mágico donde pueden entrar en contacto con todas las fuerzas salvajes de la Naturaleza. Te recomiendo que, a no ser que recibas la llamada de Ghur, no abandones el camino, pues el bosque es mayor de lo que parece y, además de un lago y varias cuevas, contiene algunos ejemplares de las especies más peligrosas existentes". El aprendiz juraría que el viejo mago añadió entre dientes "...entre ellas los propios magos ambar" , pero no se atrevió a confirmarlo.
"Y aprovechando las sombras, encontrarás a la Orden Gris, seguidora del Viento de Ulgu o de las Sombras." continuó el viejo mago "Aunque solo los verás si ellos quieren ser vistos. Gente reservada, pero grandes personas y leales compañeros cuando los conoces. Aunque nunca estas seguro de si los conoces realmente o solo contemplas aquello que ellos quieren que tú creas".
"Y allá al fondo, podrás ver los cuatro grandes edificios de los Colegios de la Luz, Cielo, Fuego y Metal". El aprendiz miró hacia el horizonte, donde se distinguían cuatro grandes construcciones, aunque la más cercanas apenas parecía sólida, pudiéndose observar como los magos caminaban a través de sus pasillos, construidos aparentemente de pura luz. "El Colegio Luminoso, la Orden Blanca de Hysh" comentó el viejo mago a los pies de la gigantesca pirámide de luz "Si tienes vértigo, es que este Viento no te está llamando" agregó entre risillas.
El calor se fue incrementando a medida que las torres del Colegio Celestial parecían ir bajando de altura, hasta que se empezaban a apreciar sus cúspides, coronadas por ardientes hogueras. El aprendiz comprendió que se encontraba ante el Colegio del Fuego antes de que el viejo mago se lo mencionara. "La Orden Brillante. El Viento de Aqshy no llama a los que no tienen espíritu ardiente. Aunque a muchos ese mismo fuego acaba consumiéndolos...". El aprendiz captó por vez primera una sombra de pesar en el discurso del mago y también por vez primera se preguntó a que Colegio pertenecía.
"Finalmente, llegamos al Colegio de nuestro Patriarca Supremo actual, el Colegio Dorado del Saber del Metal. El Viento de Chamon sopla fuerte en estos tiempos...". El aprendiz contempló las altas chimeneas de las fundiciones del Colegio. Sin embargo, comparado con el Colegio Brillante casi se diría que hacía frío. Un frío metálico. "¿Y bien joven?,¿que Viento te ha soplado al corazón?". La pregunta lo pilló por sorpresa. ¿Ya debía elegir?. No estaba preparado. No había sentido nada especial en ninguno de los Colegios. O mejor dicho, en todos había sentido la fascinación de la Magia, la curiosidad por sus secretos. ¿Qué contestar?¿Qué elegir?... Y, de repente, supo la respuesta. El anciano mago sonrió una vez más. "Parece que ya tenemos un nuevo mago..."
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