martes, 31 de julio de 2018

Warhammer: Hubo un tiempo...

"Hubo un tiempo en el que monstruos con forma humana andaban entre los reinos mortales". Así comenzaba el viejo muchas noches a farfullar cuando varias cervezas habían desaparecido ya por su gaznate...Los parroquianos empezaron a protestar y a hacer mohines de aburrimiento, aunque en el fondo todos se divertían con las historias e invenciones del anciano y, de hecho, algunas de las sillas empezaban ya a arrastrarse en dirección al viejo. "Aunque muchos de ellos empezaron con la misma forma que tú o que yo..." continuó clavando sus empañados ojos en lo que el pensaba era uno de los clientes de la taberna, aunque se tratara en realidad de una jarra de vino a medio acabar...


"Muchos comenzaron siendo simples muchachos, golpeados una y mil veces por la perra vida y por otros muchachos igual de desgraciados que ellos mismos. No resulta raro que ese muchacho empiece a buscar formas de defenderse, de hacerse más fuerte". El anciano soltó un extraño cacareo que quizás pretendía ser una carcajada..."Y tampoco tiene nada de extrañar que, si existe un atajo para dar una lección a sus maltratadores, lo tome, aunque ello suponga perder la humanidad y el alma. Porque los Poderes Oscuros están siempre ahí. Esperando a que los mortales se ofrezcan voluntariamente por un poco de poder. Y pronto se le hincharán los músculos, y el acero se podrá doblar entre sus dedos, y las saetas rebotarán contra su torso. La altura se le dobla y su resistencia se hace infinita. El muchacho se cree en la cúspide, cumplido el potencial de un guerrero".

"Pero los cambios no se quedan ahí. Una mañana se despierta con un brazo más, porque, ¿quien no quiere tener la posibilidad de portar un escudo y seguir cercenando enemigos con un buen hacha a dos manos?. Y, si un día es atacado por la espalda...¿acaso no es de agradecer que al día siguiente una corona de ojos rodee su cráneo?. Nunca más ser sorprendido, aunque el exceso de imágenes y percepciones empiece a volverlo loco... sobre todo después de que su oído se haya agudizado hasta ser capaz de escuchar el desenvaine de una espada a varias millas de distancia en medio de una batalla. Y qué utilidad la de varios tentáculos que salgan de su costado, que práctica una cola acabada en una maza de púas de hueso... Y unas garras capaces de atravesar armaduras, y una boca llena de dientes, con varias filas de ellos... aunque ya no pueda hablar con sus congéneres" Los parroquianos, conocedores ya de las historias del viejo, comenzaban a animarle. "¡Y tres cabezas!,¡y alas!..." Gritaban entre risotadas. 

El anciano ya no les hacía caso, perdido en sus ensoñaciones. "Al final, nada quedará del muchacho y solo una masa de carne y hueso se arrastrará de campo de batalla en campo de batalla, azuzado por otros guerreros, simplemente convertido en una bestia." "¡Cuenta lo de las bestias de verdad, abuelo!", animaba un tipo mientras volvía a rellenarle la jarra. "Esos no se saben si eran humanos antes o nacieron así, fruto de otros monstruos..." continuó tras un largo sorbo. "Los hay de todos tipos. Algunos recuerdan a bestias comunes, aunque incluyen algo que las hacen distintas y aterradoras. Son más grandes, más rápidos y mas hambrientos y salvajes,,,".



"Hay bestias que parecen leones, pero con grandes alas, que les permiten alanzarse sobre sus presas desprevenidas desde el cielo; y colmillos como dagas, capaces de atravesar carne, hueso y acero. Y tienen un tamaño tan enorme, que pueden llevar guerreros a sus espaldas...". "Y yo he visto una vaca tan pequeña, que no tenía cuernos, tenía vigotes y orejas puntiagudas y en vez de decir Muuuu, decía Miauuuu". Las risotadas de la taberna entera hicieron saber a los últimos despistados que la broma de cada noche había empezado.



"Vosotros sois unos inconscientes. Yo he visto bestias con múltiples cabezas, cada una de un animal distinto. Águilas, leones, dragones, cabras... cabezas que les surgían del cuello o de cualquier parte del cuerpo. He visto bestias del averno cuyas colas acababan en cabezas de serpiente, sus colmillos rezumando veneno y sus ojos destellos de pura maldad". "Y yo también he visto un cerdo con dos cabezas y seis pares de patas. Incluso me pareció ver varios muslos de pollo... claro, que estaban todas las partes ordenaditas por piezas ¡¡y en el mostrador de Karls, el carnicero de mi pueblo!!". Otra explosión de risas y de brindis saludó a la ocurrencia del hortelano. Que la chanza la hubiera repetido miles de veces quedaba perdonada por la cantidad de alcohol que había circulado ya.


"Pues os digo más". El viejo parecía inmune a los comentarios jocosos de los borrachos de la taberna. "Hay bestias que, aunque ya no se parecen a ningún animal conocido, siguen pareciendo, afortunadamente, animales de este Mundo. Tienen boca, cabeza , patas... pero sus proporciones no son normales, y tienen huesos, cuernos, colmillos,ojos... donde no corresponde... y todos y cada uno de ellos solo solo siente un deseo de violencia desmedida y apetito por la carne humana...". "Marcus también tiene unas dimensiones desproporcionadas y un apetito insaciable... ¡de bollos y pasteles!", las risas volvieron a llenar el salón, las más fuertes las del propio y voluminoso Marcus.

"Pero lo más aterrador es que esas espantosas mutaciones no solo les ocurren a los humanos o a las bestias." El anciano ya no era consciente de la gente y hablaba para sí mismo más que para su audiencia. "Imaginad, las fuerza bruta de los Ogros y los Trolls, mutada por el Caos. Pensad en la destrucción que puede crear un gigante con más brazos y con puños de puro hueso... La capacidad destructiva de un Orco con garras y dientes mejorados. Y no solo eso, aunque se resisten al Caos más que ninguna raza, se dice que un clan completo de Enanos se han vendido a los Poderes Oscuros. Tiemblo de pensar en esos tozudos seres sin reparos en usar magia. Pero si algo perturba mi alma, es pensar que podría ocurrir si un Elfo quedara transformado por el Caos...". "Pues yo tiemblo en pensar que ocurrirá si le pasa a Gunther... ¡¡Si sus ventosidades se ven aumentadas podríamos morir todos ahogados!!"   


"Vosotros os reís, pero aún hay un horror más extremo. Pues si todos estos seres provienen de la corrupción de este Mundo, no hay nada más terrorífico que aquellos seres que directamente provienen del Otro Lado. De los Reinos del Caos... Seres de pesadilla que vuelven del revés la mente cuando se intenta entender lo que se ve. Seres que parecen del tamaño de montañas, pero que se introducen por tus orejas y te revuelven el cerebro. Seres tan horriblemente hermosos que uno se muere desgarrado con una sonrisa en la cara. Seres que llevan consigo un portal al mismísimo Reino del Caos, que mutan y corrompen todo lo que se cruza por su paso". "Para cosa mutada y espantosa lo que me han puesto en el plato... ¡ni que lo hubiera vomitado una cabra!".

El viejo continuó bebiendo en silencio. Konrad, el tabernero no pudo evitar sentir un poco de pena por él. Según se contaba, el anciano había sido soldado en las guerras del lejano Norte. Y era bien conocido que los que se acercaban a aquellas sombrías tierras perdían la cordura y volvían contando insensateces. Al menos el anciano había regresado sin heridas graves ni mutilaciones. Exceptuando esa extraña cicatriz en la nuca, que casi parece un párpado que se va a abrir en cualquier momento... O esas piernas mal curadas, que casi parecen doblarse al revés... y ahora que se fijaba... Quizás había bebido demasiado...pero...si el viejo estaba cortando el pan con sus dos manos, ¿con qué estaba agarrando su jarra de cerveza? ...

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